Una chica de 18 años enseña su rutina nocturna viviendo y durmiendo en su Fiat 500 y la gente no da crédito: “Al menos tienes un lugar seguro para aparcar”

El calor del desierto obliga a buscar maneras creativas para dormir con algo de comodidad. Así lo explica una joven de 18 años que pasa la noche en su Fiat 500, estacionado fuera de casa de una amiga en Arizona.
Paga 50 dólares al mes por ese sitio fijo, lo que le evita recorrer las calles en busca de aparcamiento antes de dormir. Desde ese punto de partida organiza cada detalle para descansar, aunque el espacio sea reducido.
Según cuenta, empieza colocando cobertores en todas las ventanillas y dejando el aire acondicionado al máximo hasta que el interior se enfría un poco. También enciende un ventilador pequeño para mover el aire. “Mi coche es descapotable, así que si hace mucho calor, abro el techo”, afirma. Opta por ropa ligera, normalmente pantalones cortos y camisetas, para soportar mejor las altas temperaturas nocturnas.
Una vez aparcada, no se acuesta de inmediato. Suele pasar un rato con el teléfono, a veces en el asiento del copiloto reclinado por completo. En otras ocasiones se tumba en la parte trasera, aunque debe flexionar las piernas para adaptarse al espacio. “Me puede llevar un buen rato dormirme”, señala.
El momento de asearse también se adapta a la vida en el coche. Cepillarse los dientes puede hacerlo en un gimnasio, una gasolinera o, según el día, dentro del propio vehículo. Cuando opta por esta última opción, se organiza para que el proceso sea rápido y sin moverse del lugar. “Muchas de estas cosas las hago en el gimnasio o en cualquier gasolinera”, explica.
Al llegar la noche y con el coche ya preparado, el interior queda a oscuras gracias a los cobertores. El ventilador y el aire acondicionado ayudan a mantener una temperatura soportable, algo fundamental en una zona donde las noches siguen siendo calurosas. La joven comenta que dormir junto a la casa de su amiga le da tranquilidad y le ahorra desplazamientos extra.
Mientras otros buscan un lugar para estacionar cada día, ella ya tiene su sitio asegurado y un método probado para pasar la noche. Puede que no sea el dormitorio más amplio, pero le basta para seguir con su rutina sin preocuparse por dónde dormir.
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